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Villa Constitución
Leticia Pieretti: la impronta de quien transforma el deber en vocación
Al culminar un ciclo de ocho años, la edil reflexiona sobre una trayectoria marcada por la firmeza y la búsqueda incansable de consensos. Su trayectoria se centró en garantizar la transparencia, la planificación y la seguridad ciudadana. La concejal se despide agradecida, dejando una huella de compromiso total con la ciudad y sus vecinos.

Con la misma energía y determinación con la que comenzó su labor en 2017, representando al PRO y electa por la comunidad de Villa Constitución, la concejal Leticia Pieretti se prepara para poner punto final a su etapa en el Concejo Municipal este 10 de diciembre. Verla en los pasillos del recinto, yendo y viniendo, con la agenda cargada de temas pendientes y reuniones, no revela que su mandato está por culminar. Su compromiso se mantiene intacto hasta el último minuto.
“Soy una agradecida de mi trabajo, de lo que hago y mi responsabilidad es hasta el 10 de diciembre. Lo disfruto, realmente lo disfruto mucho”, afirma con claridad. Su reelección, lograda cuatro años después de su primer ingreso, es testimonio de una conexión con los vecinos y una labor que siempre intentó ser visible y proactiva.
Su gestión legislativa se ha centrado en cuatro ejes: seguridad, transparencia, planificación y control. La concejal ha presentado diversas iniciativas en estas áreas, demostrando una coherencia sostenida a lo largo de los años. “Me voy con la misma impronta con la que ingresé”, asegura, marcando la pauta de una convicción inquebrantable.
A lo largo de estos ocho años, no ha sentido tapujos en su camino de asesorarse, de golpear la puerta que fuera necesaria para conocer los temas en profundidad y, a partir de esa base, buscar la mejor solución. Este enfoque técnico y dialoguista fue esencial, especialmente considerando que, en todo su período en el legislativo, siempre se mantuvo como un unibloque. Esto significó que cada proyecto requería un esfuerzo extra para conseguir las firmas y los consensos necesarios, enfrentando constantemente la dificultad de no contar con colegas de su mismo partido.
“Así he logrado muchas ordenanzas y muchos proyectos para la ciudad, y me voy contenta con lo que pude hacer. Sé que faltó, pero eso no quita todo lo positivo de lo que sí pude lograr”, reflexiona.
Su camino no estuvo exento de retos, especialmente al observar la actitud de algunos de sus pares. En una parte de la entrevista, la concejal reconoció haber visto a lo largo de estos años muchas personas que ingresan al Concejo “pero no con la convicción y las ganas de ser concejal, no les gusta esa tarea, lo usan como un trampolín para otra cosa”.
Esta visión contrasta con su propia ética de trabajo: “La tarea del legislador no tiene horario. Es todo el tiempo. Y no reniego, ni nunca lo hice. Me gusta, lo disfruto. Y más allá que en esta oportunidad los vecinos eligieron que sean otros los concejales que asuman en diciembre, voy a seguir por este camino hasta el último día porque estoy orgullosa del lugar que ocupo y entiendo la responsabilidad que me dieron”, subraya, enfocándose en la entrega total que requiere el cargo.
Entre los proyectos principales que lograron la aprobación y que hoy constituyen un legado palpable para la ciudad, se destaca la implementación del Presupuesto por Programas. Esta ordenanza incorporó una descripción detallada de cada trabajo que planifica el Municipio en cada una de sus áreas, logrando identificar específicamente en qué se gastará en cada partida presupuestaria.
“Poder decir que hoy somos la única ciudad del sur de Santa Fe que tiene un presupuesto por programas para mí es importantísimo”, afirma con satisfacción, destacando este logro como un símbolo de transparencia y buena administración.
Otro de sus grandes aportes fue la disminución de la carga tributaria eliminando varios impuestos a los contribuyentes, como el derecho por uso de energía y de cremación en el Cementerio, y la tasa de actualización administrativa de baja de un comercio. Además, tras largos debates y una intensa labor de convencimiento, consiguió el acompañamiento de los ediles para dos proyectos clave. La prohibición de la actividad de los cuidacoches y la erradicación de la tracción a sangre, “son dos temas importantes a los que siempre hay que hacer un seguimiento, todo el tiempo hay que desalentar estas acciones. Son problemáticas sociales y económicas profundas que vienen de generación en generación. No se erradican de la noche a la mañana por lo hay que sostener el control en el tiempo”.
Otro punto a destacar es que su trabajo no se limitó a los grandes titulares, sino que incluyó un abanico de temas sensibles para los ciudadanos: seguridad ciudadana, control vial, salud, terrenos baldíos, caballos sueltos, centro de monitoreo, prevención de problemas hídricos, seguimiento a instituciones geriátricas, restitución del destacamento policial en Arroyo del Medio, obras para barrios, limpieza, prevención, lectores de patentes, uso de la Histórica Casona Ferroviaria, residuos sólidos urbanos, poda, contravenciones sobre animales, labor parlamentaria, habilitaciones comerciales, implementación de guardias veterinarias y el Código de Faltas Municipal, entre muchos otros.
“Son todos temas que uno puede ver un seguimiento a lo largo de los años, siempre he trabajado en cada uno de ellos”, detalla, haciendo hincapié en la continuidad y seriedad con la que encaró cada expediente.
La singularidad de su condición de bloque unipersonal es una clave para entender la magnitud de sus logros. Cada avance fue una victoria personal del diálogo y la perseverancia. “Todo lo que he conseguido ha sido a fuerza de informarme, dialogar, generar criterios, de hacer un seguimiento de los temas. Muchos me costaron realmente años, y cuando salen a la luz algunos dicen ¿recién ahora? Y no saben que estuve años intentando”, confiesa, revelando el esfuerzo silencioso detrás de cada ordenanza aprobada.
Al recordar momentos críticos, como la pandemia, Leticia hizo un paréntesis para destacar la importancia de la función pública ininterrumpida. “La ciudad tenía que seguir andando, y fuimos muy pocos los que entendimos que éramos funcionarios públicos”, reflexiona. “Fue muy duro, pero algunos entendimos que la ciudad tenía que funcionar. Me da pena a veces aclarar que ahí estuve, porque era mi trabajo; por el contrario, muchos deberían aclarar por qué no estaban”. Esta anécdota resalta su profundo sentido del deber.
Otro detalle que marca esta impronta en su paso por la función legislativa es presencia en el Consejo de Seguridad ininterrumpidamente desde que se creó por ordenanza, siendo otra muestra de su compromiso con la comunidad y con uno de sus ejes, la seguridad ciudadana. De igual manera, siempre se mostró cercana al personal del Centro de Monitoreo, buscando sumar herramientas para su crecimiento.
A pesar de la satisfacción general, la concejal se va con un “sinsabor” por algunos rechazos recientes, como el de la ordenanza de Contabilidad y la digitalización del ingreso de proyectos: “Temas que presenté porque siento que eran importantes. Podían discutirse, debatirse, pero se decidió por rechazarlos directamente”, lamenta, manteniendo su convicción sobre la relevancia de esas iniciativas.
Más adelante dejó sus sensaciones con relación a lo que nota de la política y cómo debería realmente funcionar, en una clara postura totalmente alejada de las confrontaciones estériles y más cercana a la responsabilidad colectiva. “No puedo entender cómo hoy en día la política tiene que ser un Talleres – Riberas; cuando entrás al Concejo, desde el primer segundo, el problema de uno es problema de todos. Podemos tener distintas miradas, discutir, pensar diferente pero siempre recordando que el objetivo es darles solución a los vecinos. Siempre hay que saber que no somos más que nadie, que no tenemos la verdad absoluta, que hay que sentarse y dialogar las horas que sean necesarias, porque el fin fue y siempre será darle solución a la gente”, sentencia.
El balance final de Leticia Pieretti es de una profunda gratitud hacia la ciudadanía. “Mi agradecimiento con la gente es total, fue la que me dio la oportunidad de estar, de vivir esta experiencia, crecer, aprender. Y con aciertos y errores, siempre di lo mejor de mí. Me voy con esa tranquilidad de haber dejado todo de mí por la ciudad”, sostiene.
Finalmente, la concejal mira al futuro con la misma voluntad intacta de transformar y mejorar su ciudad, aun fuera del recinto. “Siempre me caractericé por ser una concejal proactiva, positiva y que marcó un claro camino de entendimiento, poniendo a la ciudad y cada uno de sus vecinos por encima de cualquier interés personal. Entendiendo que la realidad no se transforma desde la soledad, sino desde el consenso. Mi voluntad de vivir en una ciudad mejor sigue intacta y desde donde me toque estar, voy a seguir trabajando para eso”, concluye con orgullo.
La trayectoria de Leticia Pieretti no se define únicamente por el número de ordenanzas aprobadas, sino por la cualidad de su compromiso: una dedicación que elevó la gestión a la categoría de vocación. Su paso por el Concejo Municipal fue un deber asumido con seriedad, con la tenacidad de quien trabaja desde la minoría para construir mayorías de bien público, y la convicción de que la política, cuando se ejerce con la mirada puesta en el vecino y no en el interés personal, se convierte en la herramienta más noble para forjar un futuro transparente y planificado.